domingo, 15 de mayo de 2011

Cortad dependencias

Una tijera con grandes ojos cristalinos, espesas pestañas y un brillo triste, un día reaccionó y en su mirada apareció la determinación, fuerte, ebria de entusiasmo, pasional, loca.

Ando la tijera sobre su filo, un paso tras otro, un paso tras otro. Tenía un objetivo claro. Entrenó su fuerza y su hoja, afilando sus cuchillas en la piedra.

Fue cambiando su alma oxidada, chirriante, conformista y por fin estuvo preparada para pasar a la acción. 

Trazó un mapa de los puntos donde iniciar la revolución, primero iría dando pequeños pasos, para finalmente enfrentarse a los grandes nudos, quizá con más tijeras a su alrededor.

Era necesario cortar los cables de la dependencia y la manipulación, del deseo gestionado, y provocar que volvieran los sueños, las palabras, los diálogos y las caricias reales, la gente fuese de nuevo al parque, ocupasen los bancos, y en conjunto, con el agradable sabor de una caña entre amigos , no contactos seguidores o bloggers, iniciasen el movimiento que devolviera de nuevo el mundo a las personas, y dejase morir al absurdo sistema económico que había perdido el norte y olvidado la necesidad de alimento, vestido, y casa, y los sueños como visado. Cortar el cordón que le hace alimentarse de la unidad, del individuo.

Ando la tijera sobre su filo, un paso tras otro, un paso tras otro. Tenía un objetivo claro. Corto los cables. Se apagaron los televisores, la gente miró el cielo y escucho pájaros.

Sangraron los poderosos. 







Hoy

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