viernes, 10 de junio de 2011

Me empadrono en plaza Solución, esquina el paraíso.


 Basta ya de canibalismos ciudadanos.

Cambiando la arquitectura social, dejando la base de la pirámide y eliminando los individualismos, ideológicos y de poder, llevando a cabo un urbanismo horizontal, de iguales, dónde manda una unanimidad dialogada, comprendida, educada.

Orgullo, éxtasis y admiración y fuerza. El desánimo se ha traducido en el ánimo de quienes sienten que pueden cambiar las cosas, de quienes descubren que los silencios eran silencios a gritos, que su forma de ver las cosas coincide, que no pueden engañarnos, y que esto finalmente ha explotado.

Con unos pasos primero tímidos, hoy seguros, determinantes, fuertes, alimentados por los sucesos afortunados y los errores continuos que han dejado ver como el poder sin argumentos recurre reiteradamente a la violencia.

Y sentir que ser un soñador tiene cabida, y ver como aparecen puntos en el mapa,  que señalizan como el hartazgo y el hastío ha cogido fuerza, como el diálogo horizontal, consensuado y lógico va uniendo a personas a lo largo de todo el mapa.
Y si antes nos movía la inseguridad y mirábamos de forma hostil, o huraña hoy paseas por las plazas recibiendo sonrisas, ojos esperanzados, ilusión y  orgullo.
Hemos devorado de golpe los no lugares, apropiándonos de nuestro espacio, y ese espacio se ha hecho infinito, rompiendo fronteras, fronteras absurdas e históricas, territoriales, generacionales, partidistas, idiomáticas.

Un grito ordenado, silencioso, educado, organizado, y mil adjetivos que definen la calidad de quienes pensaban solos y se han unido para pensar en conjunto, para plantear como las estructuras que sustentan los modelos políticos, ya en España, como en el resto del mundo, para exigir a los poderosos que nos dejen ser personas, y no intereses económicos.

Que nos devuelvan la vida que han hipotecado con su avaricia, que respondan ante sus errores, y ante aquello que dicen representar.

Que un consumismo que acaba con las personas, y el medio es un veneno, y que se caigan los mercados o los bancos, y baje la bolsa es abstracción, es economía, pero no es una vida, y menos  miles.

Y la fuerza aumenta pese a la falta de respeto, porque cuando se lleva la razón y acompaña la lógica, y se destapan las mentiras adornadas, no hay vuelta atrás. Porque cuando se despierta el vitalismo, se cultiva, se demuestra que sí, somos altruistas, estamos angustiados ya de movernos por manipulaciones, queremos un consumo responsable, vivir con lo necesario, y liberarnos de los pesos y la mierda que nos han vendido como sentido y necesidad, y retomar el sentido común.

Miles de personas escuchándose, animándose, conviviendo, y removiendo el terreno, sacando las raíces podridas y dejando nuevas semillas, brotando un cambio, una re-evolución.
Todo lo que había empezado a descubrir al intentar dar otra posibilidad con lo de Cosa, ha tenido este último mes el valor de un sueño, del éxtasis absoluto. 

Porque no se puede jugar con las ilusiones, especular con las personas,  porque la cuerda se tensa, y acaba rompiéndose. 

Hoy es imposible limpiar la telaraña de comunicaciones, al red nos permite conocer, escuchar, aprender, ser partícipes, cambiar para ser lo mejor de uno mismo.  Y en conjunto, ser mejor sociedad, avanzar.

Basta ya de perfeccionar un sistema que nos lleva a la ruina de valores y esperanza. Comenzamos a reconstruir un nuevo urbanismo, donde la estructura gira en torno a la necesidad y no, por el contrario las necesidades se adaptan a la estructura.

Hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas" Momo

Devolvamos un urbanismo que tenga como eje el ágora, y como ladrillos personas y palabras, donde sea el conocimiento y no el consumo lo que mane de la fuente, siendo la inquietud infinita, y el aprendizaje lo único que hidrata el pensamiento.
Los hombres grises quedan atrás.

No hay palabras para todo lo que ha sucedido, solo quedan fragmentos.

























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